Cada uno de nosotros cuenta su propia historia, desde que nacemos, a lo largo de la vida vamos acumulando experiencias, unas buenas y otras no tan buenas; vivimos momentos felices y tranquilos, pero así mismo, vivimos situaciones de desilusión que nos despiertan emociones como la tristeza y en ocasiones la rabia o el miedo. Todas las emociones viven dentro de nosotros y tienen la función sana de ayudarnos a reconocer lo que sentimos en nuestra relación con los otros y con nosotros mismos.
Hoy vamos a hablar de la tristeza; esta es una emoción que aparece especialmente cuando vivimos situaciones de perdida, cuando nos despedimos de alguien a quien queremos, o cuando fallece un familiar, o incluso una mascota, o cuando alguien me dice algo que me hace sentir mal, o me siento mal por haberle dicho a alguien algo que lo hizo sentir mal. Nos dan ganas de llorar, o de estar solos un rato, pero luego pasa, es mejor si esto lo compartes con otra persona que te ayude a entender eso que sientes. También puede pasar que lo confundas con otra emoción como la rabia y te pongas muy bravo con el otro o contigo mismo.
Se espera que cuando sientas tristeza, así como llega, también se vaya; cuando son perdidas más profundas dura unos días; sin embargo, es importante que si te sientes sin ánimos, sin ganas de hacer lo que antes disfrutabas, mas bravo de la cuenta, o muy sensible a lo que los otros te hagan o digan, y esto se mantiene por un tiempo y no pasa, lo hables con un adulto cercano, porque puede ser momento de pedir ayuda con un profesional de la salud mental que tiene herramientas para ayudarte a sentir mejor.
Ps. María Catalina Ardila
Co-fundadora Encuadre y Psicoterapeuta